Una puerta abierta a los bosques de frutas rojas.
Un pasadizo mágico sobre colchones de cerezas, moras y registros ahumados que flotan en el aire.
Un vino con cuerpo y alma, de color intenso y eléctrica compañía.
En boca maravillosos destellos de madera y un final herbáceo y memorable.
Una fotografía inquietante e indestructible de todo lo que está bien en un vino.